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Desarrollando un carácter humilde: Humildes ante Dios.

  • conociendoacristo
  • 10 ago 2015
  • 2 Min. de lectura

Primeramente quiero mencionar que no podemos desarrollar un carácter humilde verdadero si no pertenecemos a Cristo. ¿Porqué digo esto? Si Jesucristo no es el Señor de nuestras vidas la motivación para vivir una vida humilde variará en función del estado de ánimo por el que estemos pasando.


Sin embargo, Jesucristo se humilló y vivió humildemente perseverando hasta la muerte. Él no cambiaba según el día. Por ello, si Jesucristo mora en nosotros, podremos desarrollar la humildad; podrá verse reflejado al mundo el carácter del Cordero de Dios.

Humildes ante Dios.

"Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo."

1ªPedro 5:6

Para poder desarrollar la humildad de forma completa en todos los ámbitos de nuestra vida, debemos aprender a humillarnos y reconocer primeramente la soberanía de Dios.


Dios debe ser quien dirija nuestras vidas y nos guíe. Nuestra actitud en esta vida debe ser aceptar la voluntad del SEÑOR porque ésta es siempre buena, agradable y perfecta (Ro 12:2). Cuando lo que sucede a mi alrededor es bueno para mí (en mi opinión), debo aprender a someter el ego, la autosuficiencia y el orgullo en humildad a Dios, y dar gracias por ello. Cuando vivo una experiencia traumática para mi vida debo dar gracias a Dios porque está moldeando mi carácter y cultivando en mí el de Jesucristo.


No podemos acercarnos a Dios con soberbia porque Él no escucha a los orgullosos, pero si atiende a los humildes (Sal 138:6). Por lo tanto busquemos siempre el favor de Jehová reconociendo su lugar y postrándonos rostro en tierra. Todo lo creado se arrodilla ante el Creador.


Cierto es que por nuestro pecado siempre deseamos tener los roles más vistosos dentro de nuestras congregaciones: músico, diácono, predicador, pastor... para poder recibir los beneficios que ellos conllevan. ¿Es esto grato para Dios? Dios es quien capacita a su pueblo; Él es quien define la obra que desempeñan los miembros de su cuerpo. Por eso, no debemos tener un concepto mayor de lo que realmente somos. Humildes debemos aceptar la labor para la que Dios nos ha capacitado y llamado (Ro 12:3-8).


En conclusión, si carecemos de humildad para con Dios no podremos desarrollar más dones. La falta de humildad estorba el crecimiento espiritual y transforma la voluntad de Dios en “obras humanas".

Para obrar como Dios quiere debemos acercarnos a Él reconociendo su inmensidad y nuestra dependencia. Dios es quien da la sabiduría a los humildes (Stg 3:13).

 
 
 

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